El origen de la tuberculosis data de miles de millones de años atrás, es de la primera enfermedad de la que se tiene registro con su origen datado entre el 20.000 y el 15.000 a.C. Esta infección cobró diversas victimas, ya en el antiguo Egipto se tiene registro de muertes en momias datadas en el 1500 a.C. Esta enfermedad también estaría registrada en las biblia y sería nombrada por primera vez en la antigua Grecia por Hipócrates y Aristóteles como Tisis, que era la enfermedad más común y fatal de la época.
Más tarde se le conocería como la plaga blanca y como la enfermedad romántica. En esta época se le consideraba más que una maldición, un regalo ya que se creía que cuando uno se infectaba con tuberculosis crecía su capacidad creativa antes de morir. Hasta aquí la enfermedad todavía no había sido descubierta ni se sabía que era causada por un bacilo. Recién en 1882 Robert Koch puedo ver por primera vez este organismo. Posteriormente en 1944 Selman Waksman descubrió el primer antibiótico capaz de luchar contra la enfermedad, la estreptomicina y recién en 1959 un medicamento capaz de curarla, la isoniacida. Esto se vería potenciado en 1972 cuando se descubre otro medicamento, la rifampicina.
Luego del descubrimiento consecutivo de estos tres antibióticos, la tuberculosis se consideró una enfermedad erradicada, pero en la década de los 80 surge un nuevo brote masivo a causa de las inmigraciones en masa de personas de países donde no se encontraba erradicada, las pobres condiciones sanitarias y , por sobre todo, la irrupción del sida.
Actualmente la enfermedad se considera como curable en la mayoría de los casos, pero últimamente han surgido casos resistentes a los fármacos (TB-MFR) y extremadamente resistente a los fármacos (TB-XMFR) que han puesto a los científicos a trabajar en busca de nuevas formas de combatir la tuberculosis.
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